jueves, 31 de julio de 2008
Mi terremoto
La casa parece que le ha gustado, me ha preguntado varias veces que cuándo nos iremos allí a vivir, así que ya estoy tranquila. Hasta que no lo ví dentro de la casa nueva no sabía cuál iba a ser su reacción, y aún así, no quiero tirar las campanas al vuelo hasta que no durmamos allí algunas noches, porque estoy segura de que va a echar de menos a sus abuelos.
Si todo va bien, creo que este fin de semana la podré tener terminada y lista para irnos, aunque nos queden algunas cosillas por llevar.
... Todo marcha por sus pasos, adelante, adelante.
martes, 29 de julio de 2008
Estoy impaciente
Posiblemente será por la acumulación de objetivos, plazos y fechas que me he fijado para el mes de julio, que parece que no se va a acabar nunca. No lo sé, lo que sé es que la casa la tengo ya muy avanzada, aunque no tanto como para poder mudarnos mañana mismo; lo suficiente como para poder enseñársela.
Y tengo tantas ganas de estar con él, que este viernes había quedado con una amiga para ir a una disco con terraza de verano; lo habíamos hablado hace ya dos semanas, pero esta mañana le he enviado un correo para decirle que prefiero no salir... lo que más me apetece es estar con él y que me cuente sus aventuras del verano. Por ejemplo, que me hable de esa novia que dice que ha encontrado: dice que "se llama Amanda y que no tiene piojos" ¡Ese es mi niño!... Me temo que una de las primeras cosas que tendré que hacer es una buena inspección capilar :-)
Así que... hoy estoy contenta e impaciente.
miércoles, 23 de julio de 2008
Nacha Guevara, Te quiero, Mario Benedetti
No encontré la versión recitada por Mario Benedetti de este poema, pero en su lugar, dejo a Nacha Guervara, quien lo ha interpretado como nadie, en mi opinión.
Dedicado a mi amiga K., que está intentando recuperar su centro, para recordarle lo que significa querer a alguien.
Te quiero
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos;
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice, y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada;
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.
Tu boca que es tuya y mía,
Tu boca no se equivoca;
te quiero por que tu boca
sabe gritar rebeldía.
Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Y por tu rostro sincero.
Y tu paso vagabundo.
Y tu llanto por el mundo.
Porque sos pueblo te quiero.
Y porque amor no es aurora,
ni cándida moraleja,
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.
Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país
la gente vive feliz
aunque no tenga permiso.
Si te quiero es por que sos
mi amor, mi cómplice y todo.
Y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
Hoy, de bajón
Son mis bajoncillos... se me pasará, lo sé. Pero ahora mismo estoy asustada.
lunes, 21 de julio de 2008
Todos, a veces, hacemos tonterías
jueves, 17 de julio de 2008
Testimonios
lunes, 14 de julio de 2008
... Como un parque de atracciones
Hoy tuve que ir a una comisaría con un cliente porque su esposa, de la que está legalmente separado, le ha denunciado por no pagar su parte de la hipoteca... hay que decir que esta señora ocupa la que fue vivienda familiar, con un compromiso mutuo de venderla cuanto antes para que mi cliente, que le pasa una pensión compensatoria que ya quisiera yo, pueda vivir en algún lugar que no sea de prestado... pero como al pacto no se le puso fecha límite ¡ah, se siente! Ahora, que ya no tiene quien le preste un sitio para vivir no puede hacer frente a todos los gastos, y la esposa, en lugar de pagar la hipoteca con el dinero común que aún hay en las cuentas (y que mi cliente no puede tocar so pena de ser denunciado por ello también), opta por... llevarlo a comisaría. Eso es lo que yo llamo machacar al personal.
Cuando he vuelto de la comisaría, he pasado por una cervecería cercana a tomarme un café y comprar unos bocatas para las compis de la oficina... Eran ya las tres de la tarde y el sol caía a plano. Ha entrado un señor mayor (bien vestido, pelo canoso y buena apariencia) y, con el mismo ademán urgente con el que uno pregunta "¿dónde está el aseo, por favor?", ha pedido un vino blanco frío. En el tiempo que yo apuraba el café y pagaba los bocatas, se lo ha jalado enteretico y ha salido delante mía. Entonces he visto que iba hacia su coche, que tenía allí aparcado, y del que se habia apeado a tal velocidad que se había dejado una ventanilla trasera totalmente abierta... Y he pensado: ¡vivan los controles de alcoholemia!... pena que no los pongan un lunes a las tres de la tarde...
Y al entrar al portal de la oficina me he dado casi de bruces con una niña, nieta de unos vecinos del edificio, que debe tener unos seis años. Sin cortarse ni un segundo me ha espetado: "Y tú ¿a qué número de piso vas?"... Yo le he respondido... "al primero". "Jo, qué morrazo", me responde "sólo tienes que subir una escalera"... "¿y tú, a qué piso vas?", le pregunto. "Yo, al seis", me dice... "¡Jo, qué morrazo! Tan alto como los pájaros", le digo... Y se quedó pensando... ¿qué será mejor, subir pocas escaleras o vivir tan alto como los pájaros". Habiendo ascensor en el edificio, yo lo tengo claro.
Está claro que la vida es como un parque de atracciones: te puedes subir a la casa del terror, a la montaña rusa o al tio vivo.
domingo, 13 de julio de 2008
Luna llena
martes, 8 de julio de 2008
El poder de la maledicencia
Él provenía de una familia sin necesidades, y era hijo único, pero su padre estaba marcado por el régimen anterior; nunca supimos a ciencia cierta el motivo, porque era un hecho que se ocultaba o, por lo menos, no se hablaba abiertamente. Su madre fue, para compensar, una mujer muy emprendedora y trabajadora que sacó adelante a la familia, consiguiendo amasar un dinerito y criar a su hijo muy bien acostumbrado.
La familia de ella era, sin embargo, de origen muy humilde. Su madre fue también su fuerza motriz, pero su origen humilde, el hecho de que no llegara nunca a casarse con el padre de sus hijas, que éste desapareciera (dicen que murió, pero no es una información fiable) tras la guerra, y de que ella no fuera, como su consuegra, una avispada comerciante, hizo que la familia no prosperase tanto.
Ella era una chica muy guapa, con mucho éxito con los chicos, y que trabajaba como administrativa. Tenía varios pretendientes cuando conoció al que luego fue su marido, y en particular hubo uno del que ella siempre habla, que la rondaba seriamente.
Él era un tipo apuesto, bien parecido y, sobre todo, bien colocado socialmente; muchas lo buscaban como marido en una época en la que casarse resolvía el futuro de una mujer. Ella deseaba mejorar de posición, él quería una muñequita linda como la del bolero.
Y se hicieron novios. Corrían los años sesenta y su relación evolucionó hasta la proposición de matrimonio. Se organizó toda la boda para celebrarse en la ciudad de la novia, como manda la tradición. La familia de él se trasladó allí unos días antes para asistir a la ceremonia y al convite, todo ello muy bien preparado como correspondía al nivel de la familia de él, que no reparó en gastos para suplir la carencia económica de la familia de la novia.
Todo apuntaba bien... Pero dos días antes de la boda, un conocido del novio se acercó a éste y le puso en antecedentes acerca de la catadura moral de la madre de la novia. No es que lo supiera a ciencia cierta, pero era lo que se comentaba por la zona: al parecer, no es que el padre de la novia desapareciera tras la guerra, es que nunca fue conocido ni siquiera por su futura suegra.
Esta información fue recogida por el novio, que no dijo ni una palabra a nadie. Pasó por encima de todo ello y siguió adelante con el enlace. Es posible que no le importara, que amara a su novia por encima de todo. Es posible que pensara que, al fin y al cabo, su familia también tenía cosillas que esconder... O es posible que no se viera capaz, a dos días de la boda, de poner de manifiesto semejante barbaridad como motivo de una ruptura, porque ello equivaldría a decir que había estado siendo novio de una chica licenciosa... de tal palo tal astilla, vamos.
El enlace siguió adelante, pero nunca el matrimonio estuvo bien avenido. Ella no se sentía querida, él intentó por todos los medios aislar a su mujer de su familia; quizá algún día hablaron explícitamente de todo ello, y ella asumió que su marido tenía razón. No porque su madre fuera de moral dudosa, que ella sostiene que nunca fue así, sino porque la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino parecerlo. Lo que sí es seguro es que ella permitió ese distanciamiento, quizá por conservar esa posición social recién adquirida y una vida mucho más cómoda, alejada del trabajo en una oficina y dedicada al cuidado de la casa y los hijos, como tenía que ser.
Después de casi cincuenta años de matrimonio, él vive en una casa y ella en otra. Ella le acusa de haberle arruinado la vida, de haberla humillado, ninguneado, ignorado y torturado psicológicamente. Y se acuerda de aquel pretendiente, entonces un chico de oficio simplemente, que ahora es un constructor adinerado; se pregunta si a su edad sería posible enamorarse de nuevo, si cabe para ella un nuevo comienzo.
Los hijos se han educado en el desprecio recíproco que sus padres se demostraron continuamente, no con palabras, con hechos. Piensan que su madre es una histérica, creen que su padre es un tirano. Pero un tirano con dinero, así que al final, se conchaban con éste para impedir que su madre se divorcie, chantajeándola emocionalmente, incluso amenazándola con un "si pides el divorcio, conmigo no cuentes para nada".
Ella, para intentar exorcisar sus demonios, ha empezado a contar toda la verdad de su matrimonio, que en mi familia sospechábamos hace mucho tiempo a pesar de los intentos vanos de ambos de aparentar lo que no eran: una pareja feliz y adecuada a las normas sociales. De vez en cuando tiene sus bajones, y le cuenta su desgracia a mi madre. Otras veces, viene a mí para que le prepare el divorcio. A mi madre le explica lo mal que la ha tratado siempre su marido, aunque ella siempre fue muy sufrida por aquello del qué dirán. A mí, como me ve sola con un hijo y, según ella, guapa y joven (siempre se agradece), me habla de su pretendiente y de lo mucho que ella lo quería, y de cómo se dejó deslumbrar por su marido, y de su médico que la mira mucho...
Pero últimamente parece que la cosa pasa a mayores, porque ha llegado al núcleo de la cuestión y origen de todos sus males: su marido jamás perdonó aquella información que recibió casi en el altar. Casi medio siglo después, todavía se escucha el eco de aquella voz venenosa que pronunció una sentencia fatal, y que debió ser algo así como... "no quisiera yo ser la causa de un problema, bien sabe Dios, a tan pocas horas de tu boda, pero creo que debes saberlo y es mi obligación como amigo tuyo el decírtelo aunque me pese: se dice que la madre de tu novia no es trigo limpio, y que no conoce al padre de tu novia, ni al padre de tu futura cuñada..."
¿Qué habría sido de la vida de estas personas sin ese "favor" de ultima hora? ¿qué ventajas obtuvo el autor de tamaña barbaridad, a parte de sentir el placer morboso de ser portador de malas noticias?
Es el poder de la maledicencia. Ojalá siempre podamos escapar de ella.
lunes, 7 de julio de 2008
Dos lustros de sanfermines
Hoy, viendo la televisión, una cadena daba la noticia del chupinazo de las fiestas destacando que sólo se habían suspendido en tres ocasiones: durante la Guerra Civil, en 1978 debido a altercados políticos, y el día 13 de julio de 1997 como señal de luto por la muerte de Miguel Ángel Blanco, que se había producido esa misma mañana.
Ese comentario me ha hecho recordar las circunstancias del asesinato de Miguel Angel Blanco, cuyo impacto en mí creo que no ha sido igualado por ninguna otra noticia. Y ello me ha llevado a pensar en todas las cosas que he vivido desde entonces y que Miguel Ángel, que sólo era un año menor que yo, se ha perdido. Y es que en once años una vida da para mucho:
En 1997, febrero, mi relación con S. (mi novio de toda la vida) terminó en la forma que ya he relatado en otro post, y por eso, en las fechas del secuestro de Miguel Angel, yo estaba ocupada recuperándome emocional y económicamente (aquella ruptura me llevó a la quiebra, pero eso es otra historia), y tuve que recurrir al apoyo incondicional de mi madre. Aquel año, marcó un antes y un después en mi vida.
Aquel año viajé al País Vasco por primera vez y descubrí, gracias a un amigo, que el sexo sin amor sí es posible y que también lo es la amistad con sexo, siempre que también haya seso suficiente en los interesados. También descubrí que todas las personas, incluso yo, que hasta entonces me había considerado muy arisca en las relaciones personales, necesitamos del contacto físico con otras para sentirnos bien.
Ese año conocí a F. que fue todo un descubrimiento para mí porque sufrí un auténtico flechazo, siendo absolutamente incapaz de controlar mis reacciones cuando él estaba cerca. Un auténtico subidón de felicidad, lo aseguro. Era cariñoso, atento, divertido, espontáneo… Me encantaba. Estuve con él siete años, si bien a lo largo de la relación descubrí que lo que me gustaba de él era lo que también generaba problemas, porque con el paso del tiempo, se demostró egocéntrico, infantil, desconsiderado, agresivo… Tuvimos una relación que yo calificaría de enfermiza por mi parte, con muchos altos y bajos, y con un hijo (mi niño) hasta que decidí que mi supervivencia personal requería terminar con aquello. Y creo que fue un acierto también para él, porque ahora está mucho más centrado y es capaz de llevar una vida más o menos normal.
Durante esos años, cambié de trabajo, pasando de ser una abogada individual por cuenta propia, a colaborar con un despacho bien establecido, en el que me sentía muy apreciada, pero en el que me dieron mucha caña para aprender. Trabajé muy duro y aprendí muchísimo sobre este oficio.
En este tiempo, nació mi hijo, del que ya he hablado en otro post. No creo que sea necesario extenderse sobre esto, porque todo el mundo puede comprender lo importante que es para cualquier mujer la maternidad, y el cambio que mi vida dio a partir de su nacimiento, máxime con las condiciones en que se produjo.
Al terminar con F. me vine a Madrid, a casa de mis padres, porque no tenía ni fuerzas ni dinero para seguir adelante sin ayuda. Y empecé en un despacho con muchos abogados, en el que estuve un año; y aunque estaba muy a gusto y había buen ambiente, decidí independizarme porque quería recuperar el control de mi futuro profesional, como siempre lo había tenido, así que me asocié con el actual despacho en el que trabajo.
Pasé dos años absolutamente dedicada a mi trabajo y a mi hijo, sin apenas salir, hasta que me sentí ya en condiciones de volver a divertirme y conocer gente nueva. Y así sucedió… Y he estado saliendo y entrando, trabajando y cuidando de mi hijo, disfrutando de una relación magnífica e, incluso, he viajado a China… Cuántas cosas en una década… llevo tres rupturas, voy camino de tres mudanzas, cuatro trabajos, un hijo...
Y, a punto de empezar los encierros de Pamplona, espero poder escribir dentro de diez años otro post similar a este, haciendo recuento de las cosas buenas y malas que pueden pasar en dos lustros de la vida de una persona común, y recordando que hay personas, como Miguel Angel, que no han tenido la misma suerte que yo para que no se me olvide que los momentos, por muy malos que sean, son parte de la vida que no queremos perder.
A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón,
nos guíe en este encierro, dándonos su bendición.
sábado, 5 de julio de 2008
Mis objetivos: tajo parejo y... a "olivica comía"
Pues yo voy avanzando con mis objetivos "tajo parejo": en el despacho, estoy "sacando papel", dándo trámite a muchos asuntos que se me quedaron un poco atascados con el viaje a China. Eso me produce mucha satisfacción ya que, al volver de las vacaciones que me tomé, me dí cuenta de que iba a estar enterrada entre expedientes un buen rato. Y voy sacándolo tajo parejo: ya vuelvo a ver el color de mi mesa.
Pero en cuanto a mi casa, he estado buscando y mirando por mi actual barrio. Todo está carísimo, pero he visto dos pisos que me gustan. Uno es nuevo, muy bien amueblado, pero un poco caro. El otro, está en una zona preciosa, llena de árboles, es muy tranquilo y bastante más barato, pero el piso es más feo y los muebles son viejos.
Me voy a decidir por el más económico, porque así estaré más tranquila con el control del gasto. Y para una fase 1 está bien; más adelante, veré si la fase 2 es irme a un piso más grande o si es contratar a alguien que me eche una mano con el niño y liberar así a mi madre por las tardes. Dependerá de cómo esté ella, porque últimamente anda un poco pocha de un pie.
El dueño me dice que los muebles los puedo tirar si quiero, así que creo que poco a poco los iré cambiando por otros que me gusten más. Pero ya ando dándole vueltas a la cabeza desde el viernes sobre cosas que me van a hacer falta, que creo que serán muchas: ropa de casa, menaje, electrodomésticos... Tendré que comprar un microondas, una batidora... Tengo equipo de música, plancha y planchero, con lo cual, ya puedo planchar bailando.
En fin... creo que ya tengo casa, aunque hasta que no firme el contrato no lo doy por cierto, no vaya a ser que surja alguna complicación.
Estoy muy contenta e ilusionada, aunque un poco nerviosa y, a ratos, algo triste. Pero el tiempo pasa, los días van cayendo del calendario y mis objetivos están cada vez más cerca.