Desde luego, la vida es como un parque de atracciones. Si vas por la calle, o a una oficina, un bar o cualquier lugar concurrido, y observas un poco a tu alrededor, ves de todo.
Hoy tuve que ir a una comisaría con un cliente porque su esposa, de la que está legalmente separado, le ha denunciado por no pagar su parte de la hipoteca... hay que decir que esta señora ocupa la que fue vivienda familiar, con un compromiso mutuo de venderla cuanto antes para que mi cliente, que le pasa una pensión compensatoria que ya quisiera yo, pueda vivir en algún lugar que no sea de prestado... pero como al pacto no se le puso fecha límite ¡ah, se siente! Ahora, que ya no tiene quien le preste un sitio para vivir no puede hacer frente a todos los gastos, y la esposa, en lugar de pagar la hipoteca con el dinero común que aún hay en las cuentas (y que mi cliente no puede tocar so pena de ser denunciado por ello también), opta por... llevarlo a comisaría. Eso es lo que yo llamo machacar al personal.
Cuando he vuelto de la comisaría, he pasado por una cervecería cercana a tomarme un café y comprar unos bocatas para las compis de la oficina... Eran ya las tres de la tarde y el sol caía a plano. Ha entrado un señor mayor (bien vestido, pelo canoso y buena apariencia) y, con el mismo ademán urgente con el que uno pregunta "¿dónde está el aseo, por favor?", ha pedido un vino blanco frío. En el tiempo que yo apuraba el café y pagaba los bocatas, se lo ha jalado enteretico y ha salido delante mía. Entonces he visto que iba hacia su coche, que tenía allí aparcado, y del que se habia apeado a tal velocidad que se había dejado una ventanilla trasera totalmente abierta... Y he pensado: ¡vivan los controles de alcoholemia!... pena que no los pongan un lunes a las tres de la tarde...
Y al entrar al portal de la oficina me he dado casi de bruces con una niña, nieta de unos vecinos del edificio, que debe tener unos seis años. Sin cortarse ni un segundo me ha espetado: "Y tú ¿a qué número de piso vas?"... Yo le he respondido... "al primero". "Jo, qué morrazo", me responde "sólo tienes que subir una escalera"... "¿y tú, a qué piso vas?", le pregunto. "Yo, al seis", me dice... "¡Jo, qué morrazo! Tan alto como los pájaros", le digo... Y se quedó pensando... ¿qué será mejor, subir pocas escaleras o vivir tan alto como los pájaros". Habiendo ascensor en el edificio, yo lo tengo claro.
Está claro que la vida es como un parque de atracciones: te puedes subir a la casa del terror, a la montaña rusa o al tio vivo.
lunes, 14 de julio de 2008
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3 comentarios:
Pos sí, a veces se ve cada cosa alucinante, a veces es como la feria del terror.
Suelo observar a la gente cuando voy por la calle o entre en algún sitio, a veces me gustaría saber de sus vidas, no sé, quién sabe lo que hay detrás de esas personas, miedos, tristeza, alegrias....
Isra, pues cuéntame alguna de tus observaciones... Un día que vayas por la calle, intenta retener lo que estás pensando cuando ves a alguien y cuéntamelo. Me encantan esas historias, porque yo soy muy aficionada a observar a las personas. Es uno de mis pasatiempos favoritos, por eso no me aburro en las esperas de los aeropuertos :-)
Un beso, Isra
Ahora ya se me hace tarde, pero buscaba cosas sobre esta canción de camarón y me han llevado a tu blog. Otro día me estenderé más. Este mensaje puede ser una tontería, pero me ha gustado encontrar algo así.
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