miércoles, 23 de julio de 2008

Hoy, de bajón

Pues ya tengo mi casa, las llaves sólo, porque ahora mismo la deben estar pintando... y debería estar contenta, pero lo cierto es que no. Sé que se me pasará, pero ahora mismo estoy triste, nerviosa y asustada... El padre de mi hijo me dice que me está echando mucho de menos y que está deseando volver y ver la casa nueva; eso me pone triste y me asusta, porque temo que no le guste... quiero tenerla un poco decente para el día 30, que ya vuelve y no sé si me va a dar tiempo.

Ahora es cuando me dan ganas de dar marcha atrás, pero no quiero decirlo en voz muy alta, porque sé que me van a decir que yo solita me he metido en este lío, o que no pasa nada, que ya lo sé... pero a alguien se lo tengo que decir, así que lo escribo aquí...

Son mis bajoncillos... se me pasará, lo sé. Pero ahora mismo estoy asustada.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Chiquitina, tu asustada, imposible, te conozco bien y se que eres una campeona en todos los sentidos. Asustada, asustada la vida por que tu este en ella, para alegria de todos los demas.
Siempre estaré a tu lado para lo que necesites, y lo sabes. Besos

Ronan dijo...

Hola Maribel. Sabes, creo que lo que te pasa es bastante común... Hace ya unos añillos nos mudamos a una casa distinta mi familia y yo. Mi madre fue la principal causa del traslado, ya que nuestra casa original la agobiaba y deseaba una casa más bonita y un poco más grande... La verdad es que mi nueva casa era preciosa, luminosa y toda nuevita, con suelos de parqué...

Bueno, pues al poco de instalarnos, después de una mudanza flash, mi madre se puso de bajón súbitamente. La casa nueva se le hacía rara, se ponçia a llorar en cualquier momento... la recuerdo sentada en el sofá, rodeada con una manta y diciéndome con la voz muy débil que tenía que empezar a querer esta casa.

Otro caso que conocó fue el de un compañero de clase que cuando le conocí se estaba mudando. Se trata de la persona más extrovertida y alegre que he conocido en mi vida, el tipo de persona que no imaginas preocupado por nada. Pues al poco de su primera mudanza, tuvo una pequeña depresión.

Pero bueno, a lo que iba es que hoy en día mi madre ama su nueva casa y no se arrepiente nunca de la mudanza. Mi compañero superó también su bache. En fin, que aunque parezca paradójico y raro ("¿cómo me va a dar miedo algo que yo mismo he deseado?"), sentir temor por una mudanza es normalísimo: es un gran cambio. Espero que poco a poco se pase esta fase y te ilusiones con la casa, y vayas comprnado esas cosillas, como cuadros bonitos, tazas a juego, etc, que hacen que la casa sea como deseábamos y nos hacen sentir a gusto =) Un beso

Maribel dijo...

Ay, Mafi... yo también te quiero un montón. Gracias por estar ahí y tener tanta confianza en mí.

Ronan, muchas gracias por tu comentario. Creo que fue un ataque de pánico motivada por un exceso de auto-presión: la casa llena de muebles viejos, el pintor que no podia entrar, el fin de semana que se acercaba y me lo había marcado como crucial... mi hijo que llega el miércoles y está deseando ver la casa nueva...

Al final, varios golpes de buena suerte y la ayuda de varias personas de mi entorno (qué bueno tener buenos amigos)han hecho que pueda dar a la casa un gran avance y que ya se la pueda presentar por lo menos a mi enano en condiciones aceptables.

De todas formas, yo soy una experta en mudanzas; debido al trabajo de mi padre, desde que nací hasta que me emancipé, nos mudamos diez veces de casa. Y yo, por mi cuenta, desde que trabajo voy ya por la séptima mudanza. Así que soy experta en ser la nueva de la clase, la nueva del edificio, la nueva del barrio. Y por eso, creo yo, todos mis hermanos y yo somos muy adaptables y tengo muy poco apego por las cosas, ya que cuando te mudas tanto, tienes que prescindir de lo que no es realmente necesario. Por contra, mis amigos más antiguos datan de la facultad, y no cuento con la ventaja que supone tener unas raices geográficas claras (al final resulta que soy de muchas partes... Pero bueno, unas cosas por otras ¿no?

Todos los cambios nos generan estréss, desde luego. Y un cambio de casa, si no estás acostumbrado, es terrible. Pero en mi caso, lo determinante es que significa una fase nueva para mi hijo y para mí, y tenía tanto interés en empezarlo con buen pie para él (que no está acostumbrado a las mudanzas) que el miedo me provocó un momento de pánico.

Por suerte, una persona muy especial y que me conoce bien, me re-situó con un "¿y si cuando llega tu hijo, no está lista la casa, se acaba el mundo?".

Tu comentario también me ha servido para centrar bien cuál era la causa de mi ataque... Muchas gracias por compartirlo conmigo, creo que lo mejor de esta vida son las personas, y ver cómo cada uno resuelve los nudos en los que se ve implicado. Una cosa que ya he hecho, por ejemplo, y me ha ayudado mucho, es que ya he empezado a comprar esas cosillas para la casa.

Un beso y muchas gracias de nuevo.