Estas dos últimas semanas he estado muy entretenida con lo de la motivación y la persuasión... poniendo en práctica algunas cosas que he leido y dándole vueltas al por qué del por qué...
Mi hijo se ha venido olvidando su agenda todos los dias de la semana, hasta hoy, que por fín se ha acordado... Después de tres días intentando tocar su tecla de "on" poniendole sumas caseras debido a que, por su olvido, no sé si la maestra le ha mandado o no tareas para casa, cuando he ido hoy a recogerlo me ha enseñado la agenda con una gran sonrisa de satisfacción... Y aprovechando el impulso, consciente de que le encanta cocinar, le he felicitado por ser tan responsable... tanto, tanto que incluso podría ayudarme hoy a hacer su cena: era toda una estampa verlo metido en su papel de cocinero, todo serio, subido en una sillita de enea a modo de escalón, con mi delantal y el tenedor de madera en la mano echando en la plancha un filete de sajonia. Hoy su cena tuvo para él un sabor especial... a orgullo de sí mismo, por su cena y por la agenda. Y para mí también.
Es importante saber qué es lo que mueve a las personas, según su edad y sus circunstancias; por las señales que dan, podemos intentar conocer cuál es el motor de esa persona para llegar a movernos al unisono con ellas en pos de nuestros propios objetivos... Mi hijo, por ejemplo, por la edad que tiene, el sentirse mayor y responsable le motiva mucho... y ser mayor, significa responder de su olvido, asumir sus consecuencias y, por tanto, hacer tareas "a ciegas"; y ser mayor significa también disfrutar de los beneficios de la responsabilidad demostrada, haciendo "cosas de mayores" que le gustan, como por ejemplo, ser el cocinero de su propia cena.
Pero... ¿es realmente necesario intentar nadar a favor de la corriente con otra persona? ¿por qué debería interesarnos?... en definitiva ¿qué nos motiva a nosotros para intentar identificar cuál es la motivación de otra persona?... Las causas pueden ser muy variadas: igual nuestro trabajo consiste en vender, y saber qué puede mover a un cliente a comprar, nos reportará una comisión; quizá somos los responsables de un departamento en la empresa, y queremos que el equipo sea más productivo; es posible que tengamos la responsabilidad de que un niño pequeño aprenda a ser mayor... o que lo que nos impulse es mejorar nuestra relación de pareja, o lograr que dos partes enfrentadas lleguen a un acuerdo....
Una vez conoces cuál es el motor de una persona, es fácil cogerle el compás para aunar metas, hacer coincidir tus objetivos con los suyos. Pero lo difícil es, precisamente, averiguar cuál es ese motor, porque los adultos estamos cargados de traumas, miedos y frustraciones acumuladas. Conocerlos puede ayudar a identificar la motivación de una persona en el punto en el que nos interese, pero a veces, la mochila emocional de las personas hace que sus señales sean contradictorias y presenten comportamientos aparentemente incoherentes, impidiéndonos comprender la causa motor de su conducta.
Cuando el esfuerzo para conocer qué motiva a una persona es superior a los beneficios que creemos poder obtener en el caso de alcanzar dicha comprensión, aparece el cansancio y luego, llega el desistimiento... Es el clásico "no le entiendo, no sé por qué actúa así... pero es que ya me da igual".
Hay que conocer cuál es nuestra propia motivación para poder medir bien el momento del desistimiento, ya que suele ser irreversible: cuando una persona siente que el esfuerzo que debe hacer para nadar con la corriente de otra persona y llegar a una orilla común es muy superior a la recompensa que espera allí, deja de merecerle la pena el trabajo y de interesarle la orilla, la persona, su corriente y todo lo que tenga que ver con ella. Toma su propio camino, ya exclusivo y excluyente, y prescinde de la carga que le supone... para siempre.
Esta reflexión se la dedico a una amiga muy especial, que está empezando a sentir el cansacio en su tarea de averiguar qué es lo que motiva los comportamientos de su pareja, a quien no consigue comprender por más que se da una y otra vez contra el mismo muro... Está a punto de rendirse y espero que haya medido bien cuál es su motivación y cuanto esfuerzo le merece la pena hacer.
2 comentarios:
Es realmente difícil saber lo que "mueve" a una persona, ¿sabemos lo que nos mueve a nosotros mismos? No sé, es difícil, yo no sé si lo sé, creo que ni siquiera he intentado saberlo.
Recuerdo que de pequeño me gustaba ayudar en la cocina y sentirme mayor, también. Pero cuando uno se hace mayor es distinto, el mundo es más grande, hay más posibilidades y a veces uno se pierde, no sabemos dónde buscar, qué es lo que nos gusta siquiera y conocer a las personas es realmente difícil, por eso se puede dar el caso de creer conocer a alguien y que de repente te parezca un extraño, de la noche a la mañana.
No sé si me he desviado del tema pero es interesante.
Supongo que si uno no consigue conectar, saber cuál es el motor de esa otra persona, sus motivaciones, miedos... todo, si no lo sabes es como hablar otro idioma, como vivir con un extraño y nadie quiere vivir con un extraño.
Maribel, por dónde andas? Como hace ya un mes que no escribes nada en el blog, ya echo de menos leerte. Justo ahora que empieza la navidad igual es un al momento para sentarse a escribir, ya lo sé, pero espero que volvamos a leerte pronto =) Besos!
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