martes, 17 de junio de 2008

Los vicios justificativos

A veces, las personas tenemos que autoconvencernos de alguna milonga para poder sobrellevar nuestra vida, llena de trampas y dificultades... Cada uno gestiona sus cuitas como buenamente puede, y casi nunca se puede juzgar la forma en la que otras personas consiguen sobrellevar sus problemas. Digo casi nunca, porque la frase de "la vida es muy dura" no puede amparar nunca comportamientos que supongan daños a otras personas, y para eso actúa cuando es necesario, el Derecho Penal.

Pero fuera de esos supuestos extremos, la increible variedad de soluciones que se adoptan es increible. Muchas veces, esa solución pasa por buscar, para los acontecimientos que nos preocpan o no comprendemos, explicaciones de lo más pergrinas o extrafalarias que nos permitan convivir con la realidad que nos ha tocado vivir. A veces, son creadas por nosotros mismos, y otras veces nos vienen dadas por algún profesional.

Yo, por ejemplo, tengo una acusada tendencia a buscar una explicación al comportamiento ajeno que me permita mantener un buen concepto de esa persona en cuestión; supongo que se debe a que quiero mantener la fe en el género humano, a falta de creencias religiosas, y por ello es rara la ocuasión en que yo catalogo a una persona como "mala". Otras veces, tiendo a buscar una explicación alternativa a la que me dan, sencillamente, porque la que me dan duele y quiero sobrevivir... Y cuando son circunstancias que no dependen de nadie, sino del simple infortunio, intento pensar en que, como decía el poeta, "todo pasa y nada queda".
Recientemente he conocido una historia de un familiar, cuyo hijo, ya adulto, presenta una conducta conflictiva, extraña y difícilmente soportable por su familia; la explicación la ha encontrado a través de una especie de "investigación astral" a través de un "profesional", llegando a la conclusión de que su hijo es así porque los hermanos no nacidos de su padre le atormentan... Y se queda tan ancha ella con su explicación porque, además, tiene (según dice) el beneplácito de su sobrina, que viene siendo otra "paciente" del susodicho profesional, y de cuya palabra nadie duda porque es una brillante neuróloga. Se trata de una familia aficionada a meigas y espíritus.
Está claro que las explicaciones peregrinas para nuestros males no son directamente proporcionales a nuestra formación cultural o científica, sino que debe estar más relacionado con lo que hemos aprendido desde niños en casa, lo que se respira en nuestro ambiente.
Miro así a mi alrededor, y me doy cuenta de que mi madre siempre tiene una explicación para la forma de comportarse de todo el mundo: a ese lo que le pasa es que tiene miedo a madurar, a aquel otro, que le falta la referencia paterna en su infancia, al de más allá... ha padecido sobreprotección de niño...
Concluyo, por tanto, que el psicoanálisis ajeno es nuestro vicio justificativo familiar, claramente... y por eso yo siempre busco explicaciones al comportamiento de las personas que me rodean de esa manera...



Y escribiendo esto veo que... ¡lo he vuelto a hacer!... esta vez conmigo misma, si. ¿Será posible que una persona altere voluntariamente sus vicios justificativos?

4 comentarios:

Ronan dijo...

Desde ya mismo tu blog es uno de mis favoritos!!! He estado leyendo un rato y me encanta cómo escribes, Maribel. Me encanta la profundidad de tus reflexiones, cómo ante cualquier hecho vas más allá y no te quedas con la parte más evidente. He leído sobre tu necesidad de encontrar piso (espero que al final todo vaya bien y te puedas trasladar pronto), sobre tu viaje a China... Me han ecantado los detallitos que vas contando, y esa reflexión final sobre ser occidental me ha impactado. Ahora mismo estoy leyendo un libro sobre la cultura y la forma de vida en Japón desde el punto de vista de un occidental, y me ha recordado mucho lo que escribes. Nunca he estado, pero desde luego la concepción de las relaciones personales, la familia, el trabajo, etc, son totalmente diferentes a las nuestras.

Sí pienso de todas formas que cada país (y cada región de cada país, si me apuras) tiene sus pequeñas o no tan pequeñas particularidades, aún dentro del contexto occidental. Por cosas de la vida llevo más de dos años viviendo fuera de mi ciudad natal, bastante lejos, y aún de vez en cuando me voy encontrando detalles de esta región que la hacen distinta... me llaman la antención esas cosas.

También, por otro lado, a veces observo cosas que la gente de este lugar cree poseer a diferencia de otros sitios (por ejemplo, en cada región de España creen que su amor por el equipo de fútbol local es más fiel que el de otros, y su comida autóctona la mejor), y sin embargo se repiten por todo el país.

Bueno, fin del rollo, te seguiré leyendo =)

israel dijo...

Sabes, siempre he tenido una habilidad para con las spersonas, es decir, hablar cinco minutos con una persona y hacerle casi una radiografía completa, quiero decir que tengo facilidad para conocer a personas que acabao de conocer, o al menos eso creo.

No sé si me explico pero pocas veces me he equivocado con alguien, cuando conozco y trato a una persona de alguna manera siempre veo o intento ver más allá, muchas veces sin venir a cuento pienso "esta persona está pasándolo mal aunque quiera disimularlo" ó, "esta persona no me acaba de inspirar confianza", quizá es un forma de supervivencia como tú dices, quizá lo hago para autoprotegerme, nunca lo había pensado pero no sé, tengo ese...no sé cómo llamarlo pero realmente pocas veces me ha fallado.

Por otra parte mi lema es, "no juzgues a alguien sin conocerlo realmente, no te dejes engañar por las apariencias".
Una vez escuché que antes de juzgar a alguien hay que pensar que quizá esa persona no tuvo tantas oportunidades como nosotros.

Yo por mi parte siempre estoy justificando a los demás, que alguien me hace algún "feo", pues nada, lo justifico diciendo que "habrá sido sin querer" o cualquier otra excusa y quizá a veces sea así pero otras tal vez no.

Un saludo.

Maribel dijo...

Muchas gracias, Ronan... Acabas de subir mi ego en un porcentaje importante, sobre todo porque yo leo tu blog y me gusta mucho cómo escribes. Es todo un halago.
Yo, desde luego, creo que lo mejor de viajar es observar a los lugareños, porque las personas y las sociedades creadas por ellos son auténticas obras de arte, mejores que muchas catedrales y museos.
He tenido mucha suerte de que mi compañero de viaje, aficionado a la fotografía, tuviera el mismo interés que yo en, simplemente, sentarnos en un banco y mirar a la gente. Ha sido toda una experiencia.
Durante el viaje, además, empecé a leerme una novela de un autor chino Mo Yan, llamada Las baladas del ajo, del que ya hablaré en una entrada porque me parece toda una revelación por su forma tan distinta de escribir.
Dentro de un país como el nuestro, a propósito de lo que dices, sí existen muchas diferencias entre regiones. Baste ver en qué diferente manera se relacionan socialmente los norteños y los sureños. Yo estuve once años viviendo en Murcia y me dí cuenta de que, tan cerca como parece que está, sin embargo tienen costumbres muy diferentes en algunos puntos.
Pero estoy de acuerdo contigo en que, al final, chino, japonés, murciano o madrileño,todos somos en el fondo iguales en cuanto a las motivaciones esenciales, y a pesar de ello, todos nos creemos diferentes.
Pero tanto los detalles que nos distinguen como la esencia que nos iguala le dan color a este mundo en el que, por suerte, todavía cabemos todos.

Maribel dijo...

Hola Isra, me alegra mucho leerte. Veo que tienes la misma afición que yo, los mismos vicios justificativos... Pero a pesar de que ese "encasillamiento provisional rápido" puede ser muy útil, haces muy bien en someterlo a revisión, porque nos equivocamos con más facilidad de lo que creemos. Pronto publicaré un post que tengo a medias sobre ese tema precisamente, porque con mi profesión, he tenido que conocer personas de muchas clases que no han resultado ser tal y cómo aparentaban.
Así que, frente a esa clasificación inicial deben, creo yo, prevalecer los hechos de esa persona: son los actos los que nos definen, pero no la apariencia externa, sino el fondo de los mismos.
Por otra parte, la justificacion constante de los comportamientos ajenos que nos molestan, vicio en el que yo caigo de forma recurrente, es precisamente lo que quiero cambiar. Entre otras cosas, porque incluso creo que resto entidad a esa persona: es posible que haya hecho algo por un motivo que a mí no me agrada pero sea legítimo ¿por qué voy a menospreciar su motivación para sustituirla por la mía?... Yo, personalmente, estoy intentando abandonar este "buenismo" autotranquilizador, que practico (todo hay que decirlo) solo en mis relaciones personales, porque cuando me pongo el chip profesional... soy muy mal pensada :-)
Un beso Isra, y bienvenido en tu regreso blogero que espero no sea un obstáculo para tí, sino un elemento más de tu bagage.