viernes, 3 de octubre de 2008

Arriba y abajo.

Creo que fue en el mes de junio cuando le ví por segunda vez... Ya me pareció al conocerle que era un hombre atractivo con apariencia de triunfador, un yuppie sevillano de estilo pijillo, con ese acento que ahora no se lleva nada disimular, sino todo lo contrario. Pero en esta ocasión estaba pletórico de veras.

Nos citó, a mí y a mi cliente, en la cafetería del Hotel Palace... Nos esperaban en una mesa bajo la cúpula, el y un comercial de su empresa... se notaba la diferencia de nivel en la empresa con solo observar su distinta forma de vestir: él llevaba un traje de corte impecable, una camisa moderna pero no llamativa y una corbata muy elegante y que debía tener un tacto suavísimo; el comercial que le acompañaba vestía un traje de confección de peor tejido y que le hacía algún faldon que otro, una camisa de hiper-moda nada discreta y que se arreaba de bofetadas con la corbata. Pero además, mientras él estaba sentado cómodamente, reclinado hacia atrás con una pierna cruzada sobre la otra (zapatos negros bien lustrados, de cordones, con calcetines negros de hilo de escocia), el comercial estaba inclinado hacia adelante, apoyando los antebrazos sobre las rodillas, con un cierto gesto de ansiedad en la cara.

Al llegar nosotros a su mesa, por supuesto ambos se levantaron. Se produce siempre en estas situaciones algo confuso, porque a mí, al ser mujer, los hombres no saben si deben estrecharme la mano o darme dos besos... yo prefiero la mano, que así aprovecho a tantear el pulso del contrario y... en efecto, mientras el comercial me dio una mano un poco "blanda", el suyo fue un saludo que se notaba muy estudiado y practicado.

La conversación comenzó con una frase del tipo que yo me esperaba "¿quereis tomar algo? aquí es que ya nos conocen y esta es siempre nuestra mesa, es la que más nos gusta". A continuación este "boss" sevillano, introdujo el tema haciendo su papel, que no era otro que pintar un paisaje de seguridad y tranquilidad, tanto en lo que se refiere al mercado inmobiliario como, especialmente, a su empresa de cuya solvencia no había duda, y de la que nos podía facilitar si queríamos informacion bancaria... que, no obstante, la promoción concreta en la que mi cliente había invertido está sufriendo unos retrasos por cuestiones administrativas, pero que no quieren perder su confianza y le proponen un estupendo negocio para sustituir al anterior: una promoción en Brasil... Menos mal que no me dejo despistar facilmente por un traje bonito con buena percha ¿no perder la confianza de mi cliente?... si le habíamos estado enviando reclamaciones extrajudiciales desde enero y habíamos presentado la demanda en marzo... Hacer de la debilidad fortaleza... es una consigna básica del marketing. De escuela, vamos.

Dejó el trabajo comercial "sucio" a su acompañante, que desplegó folletos, infografías y planos, y que no conseguía evitar que cierto nerviosismos asomara por la comisura de sus labios temblorosos al no saber, en muchos instantes, si le tocaba reir, sonreir o qué.... claramente estaba muy pendiente de sus gestos porque algo que él si sabía y nosotros no le rondaba la cabeza... Tsé, tsé...

Nos despedimos amablemente, esta vez con dos besos (hemos tomado café juntos en el Palace... ya hay confianza) prometiendo contestar en breve a su oferta pero anunciando que sería negativa seguramente. Al despedirme me miró directamente a los ojos, con esa mirada que intenta transmitir seguridad y confianza, y una sonrisa de apariencia franca... Mi cliente, que es listo como un águila, me hizo comentarios sobre la reunión que coincidían con mis conclusiones: la empresa aún no tiene impagados pero los va a tener en breve, y quieren cerrar el acuerdo cuanto antes... tanta exhibición... además, mi cliente no quiere ir a Brasil para nada, solo quiere que le devuelvan su dinero.


Esta semana le he vuelto a ver... Esta vez venía él solo, no traía ayudante para el trabajo sucio, y la reunión fue en una agencia que ha colaborado con ellos en la comercialización de las promociones. Tenía mala cara, ojeras y la corbata ligeramente aflojada... yo creo que hasta estaba despeinado. Quizá no tenga nada que ver, pero el párpado del ojo izquierdo lo tenía ligeramente más caído. Era la viva imagen del abatimiento, defendiendo sólo a la empresa, físicamente agotado, con la mirada triste... Cuando llegué, estaba sentado a la mesa de reuniones, inclinado hacia adelante reposando el peso de su espalda sobre los antebrazos apoyados en la mesa... se giró, me miró, se puso en pie y me dijo... "estás más delgada, ¿no?"... Evidentemente tenía la guardia baja, porque ese comentario (que a mí me sentó bien porque estoy a régimen) tiene una índole personal de lo más inapropiada, claro... Pero venía rendido, a decir que ahora, la empresa está estrangulada, no van a ir adelante con la promoción de mi cliente, pero además, van a vender el suelo de Brasil... las promotoras no les pagan, no pueden pagar a las subcontratas... tienen mucho suelo, pero ninguna liquidez... vienen a ofrecer la obra construida que tienen en la península. Se agacha. En el suelo hay un "ranchito" de carpetas y carteras, con folletos, infografías y fotos. Y comienza a enseñarle a mi cliente lo que puede ofrecerle. Pero no pueden devolverle el dinero porque eso es lo que no tienen.

Yo lo miraba y comparaba esa imagen con la del Palace; no podía evitar pensar en lo mal que lo debía estar pasando. Probablemente su puesto de trabajo está pendiente de un hilo, y ha debido trabajar a destajo en los últimos meses, viendo además como el barco cargado de oro se hunde por su propio peso, sin que todo el tiempo que él dedica a achicar agua pueda impedirlo. Y además parecía sentirse derrotado y evitaba mirarnos, como si tuviera verguenza, como si supiera que estábamos acordándonos de su mesa favorita en el Palace...

Y así, derrotado, me pareció más persona, más auténtico, incluso más atractivo al poder verle a él y no a la imagen que vende de él... vi a un hombre de mi edad aproximadamente, que ha estudiado una carrera para tener un buen trabajo, que además hace bien (porque el despliegue del Palace era bueno, y él parecia salido del Actors Studio), en el que invierte el tiempo necesario para que salga adelante, cediendo su tiempo de ocio si es necesario... y que se ha visto pillado por este maremoto económico que se nos ha venido encima...

No me gusta ver sufrir a la gente, no me gusta pisarles el cuello cuando están caídos... podía haberlo hecho, porque yo creo que estaba dispuesto a recibir hasta insultos (parece ser que algún inversor citado el mismo día ya se había despachado agusto un rato antes)... Así que decidí echarle un cable y facilitarle las cosas... total, el resultado va a ser el mismo. Y le dije... "puf, parece que nos ha pillado el toro con esto de la crisis, se ve que estás pasando un mal rato Ignacio... debes haber trabajado mucho estos últimos meses, pareces cansado o... ¿es del viaje?... en cualquier caso, somos conscientes de que en este momento estamos en el mismo barco y nuestro enemigo común es la crisis, intentaremos buscar soluciones que a todos nos sirvan, vamos a ser creativos, algo se nos ocurrirá... si no es así, pues veremos por donde sale el juicio... el juez resolverá y si la empresa aún sigue en pie, cobraremos y si no... pues nada". Me miró a los ojos directamente y me sonrió francamente, relajándose automáticamente al comprender que ya no tenía que disimular su abatimiento, pero aún así, no desaprovechó el cable y nos explicó que había tenido partido de futbol el día anterior, que se había acostado tarde y se había levantado a las cinco de la madrugada... y sus movimientos y sus gestos ya fueron más apacibles durante el resto de la reunión.

Qué trabajo más duro, ahora vendes el poderío y tres meses después, tienes que hablar con la misma persona a la que tenias que hepatar, pero ahora para pedir comprensión con la pésima situación de la empresa... La vida enseña a golpes, ahora estás arriba y mañana estás abajo... Y pasado mañana...

6 comentarios:

israel dijo...

La verdad es que me quedado sorprendido, leía tu entrada como si fuera parte de una novela, o sea, últimamente leo mucho y todo lo veo como si las cosas que pasan salieran de una novela.. en fin, tonterías mías, no te llo tomes a mal.
El caso es que no sabía que era una de "esas historias" porque cuando hablabas de él en la cumbre he pensado, "cómo me gustaría ser una de esas personas triunfadoras..." y mira, sí, hoy estás arriba y mañana estás abajo o al revés, si hoy estás mal mañana puedes volver a sentirte bien.
El otro día estaba en el paro y me encontrá a una vecina de mi abuela, una chica muy maja, un poco más ajoven que mi madre, que se había quedado en el paro después de tantos años trabajando y le había pillado por sorpresa, estaba un poco como aturdida, resignada.
Esta entrada se puede extrapolar a cualquier aspecto de la vida de las apersonas, no sólo al aspecto laboral, también en otros terrenos puedes estar de maravilla y en un segundo todo se va al traste.
A veces la vida es como una montaña rusa.

Maribel dijo...

Por eso, al final, lo que cuenta eres tú. Solo tú... Lo demás es accesorio, porque puede parecer muy seguro pero desaparecer de repente.
Hay personas que no se atreven a disfrutar de los momentos buenos, por miedo a la bajada. Pero yo soy partidaria de lo contrario... para disfrutar en esta vida, hay que arriesgar y poner todas tus fuerzas en aquello que quieres o te interesa. En lo que te llena o te satisface, sin miedo, porque no subir no te garantiza que no caerás, ya que la caída te puede llegar de todas formas aunque no hagas nada. Siempre puedes bajar más aún del sitio en el que estás, por tanto ¿por qué no subir? Así, por lo menos, disfrutamos de esta vida.
Un beso, Isra.

Ronan dijo...

Me has dejado impresionado con tu dominio del lenguaje no verbal y de estudiar psicológicamente a las personas, Maribel... Siempre me fascinan estos temas...

La verdad es que odio a la gente, como el chico sevillano, que adoptan ese rol de triunfadores y tratan de impresionarte con sus gestos, su ropa, etc. Me hacen sentir muy incómodo, supongo que porque yo soy todo lo contrario y ante gente así me siento insignificante y débil, porque no tengo ningún recurso de ese tipo... Es como esos comerciales que tocan a tu puerta o llaman a tu teléfono y tratan, con un pequeño grado de agresividad, de convencerte de que te hagas de su empresa telefónica, o su banco, etc, a veces incluso insinuando que eres un poco estúpido si no aceptas.

Yo en cuanto me veo con alguien así me pongo en guardia y pienso automáticamente que me están vendiendo la moto, por lo que rara vez me venden nada y la estrategia les resulta contraproducente. Pienso que sería mucho mejor un vendedor que, mostrando seguridad en sí mismo, te hablase sin usar una voz impostada ni frases y trucos de libro (como ese recurso tan obvio de preguntarte tu nombre y luego usarlo constantemente). Que te hablase con su voz normal, sin tratarte de idiota y explicándote todo lo que quieras saber para que puedas tomar una decisión adecuada...

Volviendo al caso de este chico, me ha impresionado cómo has manejado la situación. Eres un ejemplo a seguir de asertividad, Maribel =)

Maribel dijo...

Muchas gracias, Ronan... Pero la verdad, ya quisiera yo dominar el lenguaje no verbal. Te aseguro que hay auténticos expertos, yo soy una mera aficionada. Y lo de asertiva... también lo quisiera; cierto es que me esfuerzo, pero es muy difícil.
En cuanto a este chico... quizá es mi tendencia a justificar a todo el mundo, pero yo no creo que el fuera prepotente. A mí la impresión que me da es la de que estaba haciendo su papel, sólo su trabajo, y que cuando está en confianza, con su familia y amigos, no es así en absoluto.
Y eso es algo que me fascina en las personas, ver cómo son capaces de desplegar una estrategia para algo, lo que sea...
Desde luego, aquel que se dedica a intentar impresionar a todo su entorno con ese papel de triunfador, si lo consiguen contigo es que debes ser su único auditorio. La persona que se define por lo que TIENE y no por lo que ES, es que cree que ES muy poco. Y eso canta muchísimo. Para mí son mis preferidos (como contrarios) porque están repletitos de puntos débiles... basta con preguntarles como es que no tienen todavía no se qué o no se cual cosa que esté de moda, o decirles que su coche está bien para él, pero que en cuanto mejore su posición va a tener que cambiarlo... Cosas así les hacen sufrir muchísimo y luego no pueden dormir. Dan un poco de lástima.

Y los comerciales... esos son otro de mis especímenes favoritos. Si en lugar de sentirte apabullado, te distancias un poco, y te lo imaginas de cañas con sus amigos, o incluso, pensando antes de llamar a tu puerta cómo te va a entrar, qué te va a decir... Si lo observas como si estuvieras viendo un documental de conducta animal... entonces es divertido: tu ya sabes que NO le vas a comprar, pero verle desplegar sus herramientas tiene su interés. Es entonces cuando tú puedes permitirte el lujo de ensayar respuestas, a ver por dónde te sale, y te fijas en qué hace, cual es su siguiente paso...
Yo, esto hace tiempo que no lo hago, porque me parece un poco cruel con alguien que sólo está haciendo su trabajo. Así que lo que suelo hacer es mirar al vendedor a los ojos (no falla para transmitir la verdad de lo que estás diciendo) y decirle... "te escucharía un rato, para ver qué técnica de venta vas a usar, pero solo por curiosidad porque no te voy a comprar nada, por eso te aviso desde ya que vas a perder el tiempo y supongo que vas a comisión." No les suele convencer a la primera, pero tú dejas claritas las cosas, a partir de ahi, si quiere hacer una exhibición de su argumentario... adelante con el experimento.

A veces... soy un poco mala :-), pero es una maldad muy inocente comparado con lo que se ve por este mundo...

Un beso, Ronan

timorato dijo...

Lo que más me ha llamado la atención es lo del apretón de manos. Desde hace mucho, siendo jovencito, oí el típico comentario de que apretar con fuerza es un signo de que estás tratando con una persona con entereza y que habría que descofiar de los que te plantan una mano mortecina. No recuerdo como apretaba la mano antes pero me imagino que no muy fuerte, en cambio desde ese día aprieto con fuerza para dar confianza y seguridad. Suele funcionar pero me da que ya casi todo el mundo sabe que tiene que hacerlo así, por lo que es más esclarecedor para saber con quien estás tratando la mirada y, ahí, ya me cuesta más dar el pego.

Maribel dijo...

Sí, ya todo el mundo se sabe lo de estrechar la mano, y por eso, cuando alguien te da la mano floja, es aún mejor indicativo de con quién estás tratando. Pero mirar a los ojos... también se entrena. Fíjate que este chico, el día del café en su mesa favorita del Palace, me lanzó una mirada directa a los ojos en plan... "fíate de mí, que te estoy diciendo la verdad, no oculto nada"... Aunque es cierto que necesita más entrenamiento y cierta capacidad para el teatro.
Saludos,