lunes, 23 de junio de 2008

Lugares comunes

Siempre me ha maravillado cómo la mayoría de los hombres, aficionados generalmente al fútbol, no necesitan buscar un tema de conversación para iniciar una charla en cualquier parte con otro hombre: entran en un bar, y comentan del partido de ayer, adquiriendo en décimas de segundo el tono que se emplea cuándo se habla con alguien conocido de toda la vida, y dando por sentados y sabidos determinados temas ... Hoy, que he tenido que ir a hacer unas gestiones, al entrar en una cafetería a tomar un café, he presenciado la conversación generalizada que se iba desarrollando entre el público que entraba, mayoritariamente hombres, sobre la victoria de ayer de la selección española. Y es que los partidos de la selección los ven incluso quienes no son aficionados al fútbol, por lo que el día después la charla es monotemática. La conversación sobre fútbol es un lugar común para una charla masculina.

He llegado al Juzgado y, al ir a presentar un escrito, delante mía había una mujer presentando varios escritos; probablemente era procuradora. Iba escoltada a cada lado por un niño, de una edad aproximada entre siete y nueve años respectivamente. Mientras ella organizaba las copias y la funcionaria le sellaba los escritos, los niños le iban diciendo... "mamá, mamá, y ahora ¿a dónde vamos?"... La madre les iba respondiendo... "a otro sitio, y luego ya, nos vamos a casa y bajamos a la piscina".

Al marcharse y tocarme el turno a mí, la funcionaria no pudo evitar mirar de reojo a la procuradora que se marchaba con su corte infantil, y arqueando las cejas y levantando la mirada con un gesto de resignación y media sonrisa en la cara, parecía que estuviera pensando... "ay que ver, esta pobre, que se tiene que traer a los niños a trabajar con ella... como es verano y se ha terminado el cole.. si es que.."

Cuando dirigió la mirada hacia mí, le dije... "... si es que así no se puede, tenemos que estar en todos los frentes"... La funcionaria, sin perder esa sonrisa resignada, me decía: "uy, si es que tenemos que hacer de todo, en cambio... siempre se libran, no sé cómo lo hacen". Y yo: "esto nos pasa porque al final, terminamos haciéndonos cargo de las cosas; si no las hiciéramos, otros correrían para hacerlas"... Y así, tuvimos una breve charla sobre las excesivas funciones de la mujer que asume un rol de profesional o mujer trabajadora: madre, esposa, currante, mientras que los hombres han visto ampliadas sus tareas, pero proporcionalmente menos que las mujeres.

Y entonces me di cuenta de que estaba hablando con ella como si la conociera de toda la vida, y que estaba dando por sentados y sabidos determinados temas... Siempre es fácil mantener una charla con una absoluta desconocida si el tema de conversación es la sobrecarga de trabajo de la mujer, y el escaqueo masculino. Por lo que se ve, es el lugar común de las mujeres ¡qué cosas!

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