miércoles, 31 de marzo de 2010

Efemérides: el día de A.

No sé si a todo el mundo le sucede como a mí, pero hay fechas que se me quedan grabadas por algún suceso de mi vida y que asocio, con el paso del tiempo, a noticias publicadas en ese mismo día, de manera que termino por recordar bien la cronología de ciertos hechos de mi pasado porque recuerdo la fecha de un acontecimiento. Y viceversa, algunas fechas de la historia reciente las conozco bien porque coincidieron con algún hecho importante de mi vida.

Ayer fue un día importante en la vida de Anna, una chica rumana de veintitrés años que hace tres se vino a trabajar a España con su novio de toda la vida, Robe, con el fin de ahorrar un dinero que les permitiera comprase un piso en su país para casarse y comenzar una familia.

Robe es de educación muy tradicional, y nunca consideró importantes los estudios universitarios que Anna estaba cursando: a fin de cuentas, si él no tiene estudios, la futura madre de sus hijos no los necesita para nada. No obstante, Anna siempre ha soñado con tener su propio negocio, con crear una empresa, y entre limpieza y limpieza de casas ha continuado estudiando la distancia, volviendo cada verano a su ciudad de origen para examinarse en su universidad, no sin antes discutir con Robe, que lo consideró siempre un gasto innecesario y caprichoso de su novia.

Es posible que la ambición de Anna no nos parezca excesiva, pero Robe y su familia siempre la ha considerado una extravagancia fruto, según ellos, de una locura que le ha dado, queriendo ser "moderna" cuando lo que está mandado es que sea una mujer de su casa. Yo creo que Robe en realidad admira la perseverancia y capacidad de trabajo de su novia, y teme no dar el nivel necesario para que ella se quede a su lado.

Y creo que también por eso ha intentado obligar a Anna a "entrar en razón" y en ese esquema tradicional que le asegura que su mujer siempre caminará un paso por detrás de él, intentando "domesticarla" mediante las técnicas típicas de sometimiento psicológico: ridiculizacion en público, limitación de contactos y aislamiento del entorno, censura del aspecto físico, control de los recursos económicos... En fin, lo necesario para conseguir que una persona de mucha valía se considere a sí misma, incomprensiblemente para quienes la rodean, una auténtica estera de baño.

Pero ayer Anna estalló tras una discusión con Robe; fue una discusión habitual entre ellos, debido a que Anna quería ir en avión a ver a sus padres durante estos días de vacaciones, y Robe no quería gastar tanto dinero. Anna sintió que a Robe no le importaban, una vez más, sus necesidades, y pensó que ella, con todo lo que trabaja, se merecía una recompensa de vez en cuando; a fin de cuentas, en estos tres años han conseguido comprarse dos pisos en su país, el doble de lo que pensaban, y ya podrían emplear de vez en cuando algo de dinero en ellos mismos.

Anna no se calla nunca, siempre dice lo que piensa, aunque le esté hablando a un hombre. Incluso, aunque le esté hablando a su hombre. Así se lo enseño su madre, que fue quien le metió en la cabeza esas locas ideas de que una mujer puede tener los mismos derechos que un hombre. Y estalló entre la pareja una gran discusión, con gritos y amenazas.

Al día siguiente, Anna llegó a trabajar a casa de mi madre con los ojos rojos. No había dormido en toda la noche,  lloraba de forma incontrolada y no entendía por qué, ya que otras veces habían discutido por motivos parecidos y nunca había llorado así. Esta vez, eran lágrimas antiguas, no lloradas cuando nacieron, acumuladas en un dique dinamitado por la última discusión.

Se vio en el fondo de un pozo, se dio cuenta de que nunca podría hacer lo que ella había planeado para su vida, y que el abandono de su sueño era lo que peor la hacía sentir. Mucho peor que la forma en la que Robe le había hablado la noche anterior. Y supo que si en ese momento no tomaba una decisión, ya no lo haría nunca, y que la responsabilidad sería suya.

El mismo día que Ricky Martin salió del armario, el mismo día que se culminó con éxito la primera colisión de protones en el acelerador europeo de partículas, el mismo día que a Matas le fijaron la fianza de tres millones de euros... ese día marcó la vida de muchas personas. Anna dejó a su novio.

No se puede pretender apagar una voluntad. Intentar domesticar una personalidad es un arma de doble filo. No preocuparse por las necesidades de las personas que te quieren, es cerrar el grifo de su cariño.

Hala, a seguir viviendo.

2 comentarios:

Ronan dijo...

Me estaba preguntando si alguno de mis antigus amigos blogueros habría actualizado su blog, y de repente leo que hace cinco semanas que habías publicado esto, Maribel, qué alegría =)

Tengo que decir que mi relación con las fechas es muy distante, y llego al punto de tener una amnesia en este tema tremenda. Vamos, que me cuesta muchísimo recordarlas, y sólo se me graban muy, muy pocas, por muy importantes que sean los sucesos que ocurran.

Me alegro de saber que finalmente Anna rompió con ese novio tan profundamente dañino, me temía que finalmente lograría anularla del todo y que explicarías cómo al final ella decidió dejar de estudiar. Cuando hablas de esas técnicas como ridiculizar en público y demás, me hierve la sangre porque las vemos a menudo y debido a su sutileza es difícil enfrentarse a ellas ("mujer, pero si era broma"), pero el daño que hacen es profundo y muy real.

Bravo por Anna, espero que su siguiente pareja, aún con sus defectos y demás, la aprecie y respete sus deseos y ambiciones, que es lo mínimo que se puede pedir de una pareja: que respete lo que para ti es importante.

Supongo que Robe en definitiva es una víctima de su inseguridad, su educación (o falta de ella) y su miedo, pero sinceramente me cuesta sentir pena por ese tipo de personas que destruyen sutilmente a los que les rodean.

Un abrazo, Maribel, espero que te sigas prodigando :)

Anónimo dijo...

No entiendo por qué en la etiqueta pone "mujeres".