Uno siempre piensa que el dolor, la tristeza y la angustia que sufre cuando algo realmente trascendente ocurre en su vida, son incomensurables, inconsolables e insoportables... Cierto es que siempre, para uno, sus problemas son los más importantes y así debe ser, porque cada uno de nostros somos el astro de nuestra constelación vital. Pero es necesario también intentar comprender la dimensión del dolor, la tristeza y la angustia de quienes nos rodean e intentar actuar en consecuencia con ellos, dando lo que a nosotros nos gustaría recibir si estuviéramos en su lugar.
Porque así funciona la vida... cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da.
Empatizar significa eso: ponerse en el pellejo de otro, e intentar imaginar cómo nos sentiríamos y qué nos gustaría recibir. Pero si se hace bien, creyéndose realmente el otro, puede ser muy doloroso.
Hoy he leído a las tres de la tarde la noticia de atentado de Mallorca: dos guardias civiles aún sin identificar, un coche patrulla, una bomba lapa y sesenta minutos transcurridos desde la combinación fatal de los tres ingredientes anteriores. Es la receta perfecta para hornear una hora de angustia en los familiares y amigos de todos los guardias civiles destinados en Mallorca, quienes, en ese mismo instante en el que yo leía la noticia, aún no sabían si alguna de las víctimas habría sido su padre, su hermano, su novio o su hijo...
Cada vez que se produce un atentado, en los minutos siguientes, no puedo evitar empatizar con la angustia de los que no saben si los caidos es alguno de los suyos...
Me lleva a los tiempos en los que mi padre estaba en activo... me recuerda un atentado que se produjo en la Ronda de Atocha, frente al Ministerio de Agrigultura, debía ser el año 92 aproximadamente... yo estaba estudiando unas oposiciones y acudía a una biblioteca a diario; durante un descanso, alguien me dio la noticia: coche, bomba, dos militares... se desconoce el cuerpo, pero no la graduación: uno de ellos tenía la misma que mi padre.
Si hubieran existido los móviles, habría llamado a mi padre en ese momento para preguntarle si había echado la quiniela, aunque jamás la haya jugado... no quería llamar a mi madre... ¿y si no sabía la noticia?... esperaría a que se confirmara el arma a la que pertenecían las víctimas.
Ese tiempo se me hizo eterno, pegada a la radio con el corazón encogido recitando mentalmente un mantra... "dilo ya, dilo ya, quien ha sido, quién ha caido, dilo ya, dilo ya..." Sé que a mis compañeros les parecí un poco histérica, o un poco exagerada... Nadie me abrazó, nadie me dijo "todo saldrá bien"... la gente consideraba entonces que en el sueldo del militar va incluido el riesgo de morir en un atentado... y nadie se consideraba grupo de riesgo... nadie se imaginaba en mi pellejo...
Yo tampoco lo pedí: me he criado con alertas pegadas con papel celo en el cristal del portal, avisando para que tuvieramos cuidado con los paquetes sin remitente, para que vigiláramos los bajos de los coches, para que estuviéramos alerta de los coches desconocidos...
Cuando finalmente dijeron los nombres de los caídos, sonreí porque ninguno era mi padre... y me sentí culpable por alegrarme... y pensé en que alguien, hija de alguno de las víctimas, habría escuchado, en una llamada telefónica o incluso en la radio, el nombre de su padre. Y lloré.
Hoy deberíamos todos sentirnos víctimas por un rato, aunque sólo fuera para comprender lo importante que es estar vivos y tener lo que tenemos.
Paz hasta la victoria. Luto por las víctimas. Un abrazo que alivie la espera del que no sabe. Unas lágrimas que acompañen el dolor del que tiene la certeza.
Todo se acaba. Sigamos viviendo.
jueves, 30 de julio de 2009
lunes, 20 de julio de 2009
Exorcismo de julio
Si. Transitar el mes de julio se me hace cuesta arriba desde hace varios años, y éste 2009 está siendo especialmente complicado. Hay muchas personas a las que se les atraviesan las navidades, por ejemplo.... para mí, la peor epoca del año es, sin duda, el mes de julio.
Por un lado, un tema profesional en el que tengo implicaciones familiares muy serias me tuvo mental y emocionalmente "secuestrada" durante la segunda quincena de junio y los primeros diez días de julio... Superado el tema, me queda lo habitual de todos los meses de julio en mi oficio: el fin del mundo... el año judicial termina el 31 de agosto, y como ese mes es inhábil para casi todo, los Juzgados y los clientes quieren dejarlo todo listo el 31 de julio "antes de irse de vacaciones"... para este aspecto estoy ya entrenada, después de todos estos años de ejercicio, pero lo cierto es que el primer combate me ha dejado muy cansada intelectualmente...
Por otro lado, la ausencia de mi hijo, que está de vacaciones con su padre hasta fin de mes... cierto es que me vino muy bien para poder concentrarme en ese importante trabajo, pero una vez pasado éste, me viene lo de siempre: le echo de menos. Sé que lo está pasando bien, y que es lo que tiene que ser... pero según avanza el mes de julio pasa lo de todos los años: su padre, que lo adora (estoy segura) no es muy maduro que digamos, y al pasar de los días, van surgiendo roces entre él y el niño derivados, sobre todo, de que se pone a su altura... por mucho que yo le remarque la diferencia de edad y de responsabilidad en la relación, es inútil, creo que nunca lo entenderá... Y empieza a pasarme lo de todos los años; intento no pensarlo, pero me asalta la sensación de culpabilidad cuando veo que el padre no sabe reaccionar bien ante determinados problemas del niño... Y no es una simple diferencia de criterio. Pues hala, a la mochila del mes de julio, que ya la llevo cargadita...
Este año, además, he tenido una decepción con una amiga... no estoy enfadada con ella. Al principio si, estaba muy molesta, pero ya no... Ahora, sencillamente pienso que, dada su forma de ser, no me interesa como amiga... puedo tener una relación superficial, pero nada más. Y decirle nada es inútil, porque sé que no sería capaz de explicarme y sólo conseguiría que se ofendiera. Es una mujer muy inmadura, que necesita ser el centro de atención de todo el mundo, especialmente de los hombres (con independencia de si le gustan o no), y que es capaz de transformar la realidad de tal forma que ella sea siempre la princesa víctima del dragón... Lo malo, es que a mi no me gusta el papel de dragón, aunque a ella sí le guste el de princesa de cuento de hadas. Así que, he decidido que escoja otros personajes para su película. Es una decisión que desgasta, así que... a la mochila de julio, que va ganando peso y volumen...
Mi madre. Siempre tengo conflicto con ella, es inevitable. Desde siempre, la he acostumbrado a complacerla siempre, sin rechistar y sin decir lo que yo realmente quiero hacer. Error mío, lo sé... así lo aprendí de pequeña. El resultado es que, si cualquiera de mis hermanos le lleva la contraria, no pasa nada (y somos cinco hermanos)... pero si yo le digo algo, se molesta conmigo... y no digamos si no aparezco por su casa con la frecuencia que ella cree adecuada... una vez me dijo que de sus cinco hijos, yo era la que menos la quería y que no le tenía ninguna consideración. Llevaba una copa de más, y le servía dialécticamente para la discusión que teníamos entre manos, pero a mí no se me olvida... Ahora, la tengo de uñas porque, por mor del exceso de trabajo, no he ido a verla... Pero en lugar de decírmelo directamente, se dedica a tirarme hachazos cuando me ve... el estilo asertivo de comunicación nunca ha sido lo mío, pero lo suyo tampoco... El otro día quería que me llevara macedonia de frutas con leche condensada (había hecho para un ejército), y le contesté, sencillamente "no, gracias" (voy aprendiendo, hace un año le habría dicho... "no, gracias, porque estoy a régimen y no puedo tomarlo, ya quisiera yo..." o, incluso, me habría llevado la macedonia y luego la habría tenido que tirar...) la mirada que me echó me dio ganas de esconderme en el armario, la verdad... Ahora me resisto a volver, porque sé que le queda más munición... Otro pedrusco a la mochila... ¡¡¡pesa mucho ya!!!
Hacienda... si, somos todos... pero a mí, por un problema de una notificación, me tiene embargada... y aunque está en vías de solución, ya se sabe que las cosas de palacio van despacio... y mientras, estirando el dinero ahorrado... Hala, la espalda sobrecargada ya...
Soy una quejica, lo sé... lo sé... tengo un amigo que me dice que soy una víctima ¿será verdad?... quizá estoy siempre quejándome... no quiero eso para mí, de verdad... no soporto a la gente así... ¿seré yo así?... Ah, claro... mis rayadas... es que, además de todas las cosas que me pasan (que ya se que le pasan a todos y no sólo a mí, pero este es mi blog y me da la gana quejarme)... luego estoy yo misma como problema de fondo... mis miedos, mis sentimientos, mis postergaciones, mis... mis... Echo de menos a alguien, se lo digo, me siento frágil y luego, me siento ridícula... Debería dejar de pensar tanto... seguro que no es bueno... ¡bah! ahora seguro que me rayo con eso... ahora me va a tocar rayarme con lo mucho que me rayo... ¡¡¡joer, que cansina soy!!!... yo misma en mi mochila... Pues mira que peso!!!
No, no... demasiado ya... He conseguido, con todo esto, tener una apatía monumental... No paro de dormir, me quedo sopa en el sofá todos los días... no empiezo a hacer cosas que quiero hacer... Salgo a la calle sin ganas... evito a quien me ronda (me acaban de echar la bronca por ello, merecida, además)... Es que no tengo ganas de nada...
¿Es que no hay nada bueno? Si lo hay, si... hay muchas cosas buenas... es cierto que estoy cansada, julio se hace muy cuesta arriba, pero... el juicio del asunto familiar salió bastante bien, no tenemos sentencia pero estamos esperanzados... mi hijo... ya queda menos para que vuelva y luego, me queda el resto del verano para recomponerlo un poco antes de que empiece el curso... lo de Hacienda, se arreglará... no pasa nada y además es dinero... Y percibo que me quieren... mi madre me quiere, lo sé, aunque sea difícil tratar con ella para mí... Frente a la decepción de una amiga, tengo a otra amiga que me llama todos los días para ver qué tal estoy (es tan cariñosa!)... quien me interesa, se interesa por mí, en realidad no debería echarle de menos, porque está siempre ahí, a vuelta de correo... el trabajo de julio, lo sacaré adelante, como todos los años... Y bueno, no estaré tan mal si aún tengo a alguien que me ronda ¿no?... que le digan piropos a una sube la moral, al fin y al cabo...
Sí, sé lo que tengo que hacer. Seguir, un paso detrás de otro, que julio no es un mes infinito y llegará el día 31, como todos los años... Sacudirme las nubes de la cabeza y seguir caminando... da pereza, pero ¿hay otra opción?... Primer paso: purgarlo todo en el blog. Lo siento por quien me lea, pero es lo que toca.
Hala, a seguir caminando...
Por un lado, un tema profesional en el que tengo implicaciones familiares muy serias me tuvo mental y emocionalmente "secuestrada" durante la segunda quincena de junio y los primeros diez días de julio... Superado el tema, me queda lo habitual de todos los meses de julio en mi oficio: el fin del mundo... el año judicial termina el 31 de agosto, y como ese mes es inhábil para casi todo, los Juzgados y los clientes quieren dejarlo todo listo el 31 de julio "antes de irse de vacaciones"... para este aspecto estoy ya entrenada, después de todos estos años de ejercicio, pero lo cierto es que el primer combate me ha dejado muy cansada intelectualmente...
Por otro lado, la ausencia de mi hijo, que está de vacaciones con su padre hasta fin de mes... cierto es que me vino muy bien para poder concentrarme en ese importante trabajo, pero una vez pasado éste, me viene lo de siempre: le echo de menos. Sé que lo está pasando bien, y que es lo que tiene que ser... pero según avanza el mes de julio pasa lo de todos los años: su padre, que lo adora (estoy segura) no es muy maduro que digamos, y al pasar de los días, van surgiendo roces entre él y el niño derivados, sobre todo, de que se pone a su altura... por mucho que yo le remarque la diferencia de edad y de responsabilidad en la relación, es inútil, creo que nunca lo entenderá... Y empieza a pasarme lo de todos los años; intento no pensarlo, pero me asalta la sensación de culpabilidad cuando veo que el padre no sabe reaccionar bien ante determinados problemas del niño... Y no es una simple diferencia de criterio. Pues hala, a la mochila del mes de julio, que ya la llevo cargadita...
Este año, además, he tenido una decepción con una amiga... no estoy enfadada con ella. Al principio si, estaba muy molesta, pero ya no... Ahora, sencillamente pienso que, dada su forma de ser, no me interesa como amiga... puedo tener una relación superficial, pero nada más. Y decirle nada es inútil, porque sé que no sería capaz de explicarme y sólo conseguiría que se ofendiera. Es una mujer muy inmadura, que necesita ser el centro de atención de todo el mundo, especialmente de los hombres (con independencia de si le gustan o no), y que es capaz de transformar la realidad de tal forma que ella sea siempre la princesa víctima del dragón... Lo malo, es que a mi no me gusta el papel de dragón, aunque a ella sí le guste el de princesa de cuento de hadas. Así que, he decidido que escoja otros personajes para su película. Es una decisión que desgasta, así que... a la mochila de julio, que va ganando peso y volumen...
Mi madre. Siempre tengo conflicto con ella, es inevitable. Desde siempre, la he acostumbrado a complacerla siempre, sin rechistar y sin decir lo que yo realmente quiero hacer. Error mío, lo sé... así lo aprendí de pequeña. El resultado es que, si cualquiera de mis hermanos le lleva la contraria, no pasa nada (y somos cinco hermanos)... pero si yo le digo algo, se molesta conmigo... y no digamos si no aparezco por su casa con la frecuencia que ella cree adecuada... una vez me dijo que de sus cinco hijos, yo era la que menos la quería y que no le tenía ninguna consideración. Llevaba una copa de más, y le servía dialécticamente para la discusión que teníamos entre manos, pero a mí no se me olvida... Ahora, la tengo de uñas porque, por mor del exceso de trabajo, no he ido a verla... Pero en lugar de decírmelo directamente, se dedica a tirarme hachazos cuando me ve... el estilo asertivo de comunicación nunca ha sido lo mío, pero lo suyo tampoco... El otro día quería que me llevara macedonia de frutas con leche condensada (había hecho para un ejército), y le contesté, sencillamente "no, gracias" (voy aprendiendo, hace un año le habría dicho... "no, gracias, porque estoy a régimen y no puedo tomarlo, ya quisiera yo..." o, incluso, me habría llevado la macedonia y luego la habría tenido que tirar...) la mirada que me echó me dio ganas de esconderme en el armario, la verdad... Ahora me resisto a volver, porque sé que le queda más munición... Otro pedrusco a la mochila... ¡¡¡pesa mucho ya!!!
Hacienda... si, somos todos... pero a mí, por un problema de una notificación, me tiene embargada... y aunque está en vías de solución, ya se sabe que las cosas de palacio van despacio... y mientras, estirando el dinero ahorrado... Hala, la espalda sobrecargada ya...
Soy una quejica, lo sé... lo sé... tengo un amigo que me dice que soy una víctima ¿será verdad?... quizá estoy siempre quejándome... no quiero eso para mí, de verdad... no soporto a la gente así... ¿seré yo así?... Ah, claro... mis rayadas... es que, además de todas las cosas que me pasan (que ya se que le pasan a todos y no sólo a mí, pero este es mi blog y me da la gana quejarme)... luego estoy yo misma como problema de fondo... mis miedos, mis sentimientos, mis postergaciones, mis... mis... Echo de menos a alguien, se lo digo, me siento frágil y luego, me siento ridícula... Debería dejar de pensar tanto... seguro que no es bueno... ¡bah! ahora seguro que me rayo con eso... ahora me va a tocar rayarme con lo mucho que me rayo... ¡¡¡joer, que cansina soy!!!... yo misma en mi mochila... Pues mira que peso!!!
No, no... demasiado ya... He conseguido, con todo esto, tener una apatía monumental... No paro de dormir, me quedo sopa en el sofá todos los días... no empiezo a hacer cosas que quiero hacer... Salgo a la calle sin ganas... evito a quien me ronda (me acaban de echar la bronca por ello, merecida, además)... Es que no tengo ganas de nada...
¿Es que no hay nada bueno? Si lo hay, si... hay muchas cosas buenas... es cierto que estoy cansada, julio se hace muy cuesta arriba, pero... el juicio del asunto familiar salió bastante bien, no tenemos sentencia pero estamos esperanzados... mi hijo... ya queda menos para que vuelva y luego, me queda el resto del verano para recomponerlo un poco antes de que empiece el curso... lo de Hacienda, se arreglará... no pasa nada y además es dinero... Y percibo que me quieren... mi madre me quiere, lo sé, aunque sea difícil tratar con ella para mí... Frente a la decepción de una amiga, tengo a otra amiga que me llama todos los días para ver qué tal estoy (es tan cariñosa!)... quien me interesa, se interesa por mí, en realidad no debería echarle de menos, porque está siempre ahí, a vuelta de correo... el trabajo de julio, lo sacaré adelante, como todos los años... Y bueno, no estaré tan mal si aún tengo a alguien que me ronda ¿no?... que le digan piropos a una sube la moral, al fin y al cabo...
Sí, sé lo que tengo que hacer. Seguir, un paso detrás de otro, que julio no es un mes infinito y llegará el día 31, como todos los años... Sacudirme las nubes de la cabeza y seguir caminando... da pereza, pero ¿hay otra opción?... Primer paso: purgarlo todo en el blog. Lo siento por quien me lea, pero es lo que toca.
Hala, a seguir caminando...
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